La ética utilitarista

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Este es el componente teleológico que las define como tales. Un ejemplo clásico de ética consecuencialista es la hedonista, según la cual nuestras acciones deben llevarnos a la consecución del máximo placer.

La ética utilitarista El utilitarismo exige una gran reflexión sobre las consecuencias de nuestras acciones. Según la ética utilitarista, a diferencia de la hedonista que hemos puesto como ejemplo, nuestras acciones han de estar orientadas a la consecución de la máxima felicidad para el mayor número de personas. Este fin es, a su vez, un procedimiento decisorio que, a la hora de enfrentarnos a un dilema moral, ha de ayudarnos a decidir el curso de acción más adecuado con respecto a este objetivo.